Ya no me siento como un fraude: ¡no soy un impostor!

En el mundo actual, donde la presión por ser exitoso y tenerlo todo está en constante aumento, es fácil sentirse como un fraude. Muchas personas, incluso aquellas que han logrado grandes cosas en sus vidas, experimentan la sensación de no ser lo suficientemente buenos o creen que algún día serán descubiertos como impostores. ¡Pero ya basta! En este artículo, descubriremos cómo superar el síndrome del impostor y finalmente reconocer nuestro verdadero valor. Es hora de dejar de sentirnos como impostores y empezar a creer en nosotros mismos.

Me sentí como un impostor durante la mayor parte de mi vida. Mi primer recuerdo claro de ello proviene de la infancia. Gané una beca completa para una escuela de pago y pasé los años siguientes pensando que no pertenecía a ella.

Todos mis amigos cercanos tenían a ambos padres viviendo en casa y muchos de ellos eran ricos. Llegaban a la escuela en coches que arrancaban sin empujón y se iban de vacaciones caras. A pesar de las buenas notas y los elogios deportivos, sentí que no merecía estar allí.

Mi sensación de síndrome del impostor empeoró cuando obtuve una plaza en la Universidad de Oxford. Allí conocí a personas cuyos padres eran diplomáticos en África o cuyas madres habían estudiado en Oxford. Yo era de una familia monoparental en Liverpool. Mi papá era un empleado de envío jubilado, mientras que mi mamá había trabajado en una variedad de trabajos, pero nunca tuvo una carrera.

El siguiente peldaño en la escalera de mi ascenso social también fue la gota que colmó el vaso. Conseguí un trabajo como periodista político en el Parlamento británico. Así que viajé con primeros ministros e informé sobre guerras y ataques terroristas. Conseguí el trabajo por mérito, pero nunca me sentí lo suficientemente bien. Siempre estuve esperando que me descubrieran.

Identificar al impostor

No sorprende, entonces, que haya hecho lo que cualquier “impostor” haría en esas circunstancias: compensé en exceso. Trabajé muchas horas, asumí demasiadas cosas, abandoné mi vida personal y causé estragos en mi salud. Bebía en exceso, comía en exceso y hacía ejercicio compulsivamente. A mediados de los treinta, me había agotado.

Por eso el libro del Dr. Jessamy Hibberd “La cura del impostor“Me habló mucho. Me reconocí en los estudios de casos de sus clientes y en sus descripciones de personas que van por la vida sintiéndose como un fraude por dentro, mientras se desempeñan bien por fuera.

Ya no me siento como un fraude: ¡no soy un impostor!

Su exploración de las causas de la baja autoestima, la inseguridad y las dudas sobre uno mismo tocó una fibra sensible y me llevó muy atrás: al día en que regresé a casa de la escuela con una boleta de calificaciones que contaba con una serie de calificaciones de A y una solitaria B. .

Papá preguntó: “¿Qué pasó aquí, amor?”

Ahora veo que probablemente se estaba burlando de mí. No era un hombre severo. Pero en ese momento comprendí que mis resultados no habían sido lo suficientemente buenos. Debe hacerlo mejor. Hay que trabajar más duro. Debe alcanzar el 100 por ciento.

Romper el ciclo perfeccionista

Se plantó la semilla del perfeccionismo. Más tarde se convirtió en una compulsión por trabajar demasiado y posponer las cosas, por temor a que mi desempeño nunca estuviera a la altura. La adicción al trabajo, el perfeccionismo y la procrastinación son los asesinos de la alegría, la creatividad y la productividad.

Durante años, estos comportamientos me robaron la oportunidad de desarrollar mi potencial y tener una vida equilibrada y saludable. Mi viaje también respalda la conclusión de Hibberd de que podemos liberarnos de este círculo pernicioso y desafiar a nuestro impostor interior.

Mi agotamiento me llevó a reevaluar mi trabajo y mi vida. Entendí que ningún elogio externo iba a arreglar cómo me sentía ni a sanar las heridas de mi infancia (el boletín de calificaciones de la escuela no fue la única experiencia que me marcó). Fue un trabajo interno.

Y tuve que aprender a reconocer y celebrar mis propios logros, a hacer una pausa antes de pasar a lo siguiente. Tuve que aprender a estimarme y desarrollar mi confianza. Más que eso, tuve que sentirme más cómodo con el fracaso y con cometer errores. Y, lo más importante, tuve que reducir el ritmo y crear una vida más equilibrada.

Autocuidado, no sabotaje

Hay dos grandes hitos en mi viaje. El primero es el día de mi boda hace un año. Finalmente logré dejar de trabajar demasiado, dejar espacio para más diversión, cuidado personal, citas y, en última instancia, una relación comprometida. Me casé a los 48 años después de décadas de descuidar mi vida personal.

El segundo es la publicación de mi primer libro en 2017. En el pasado, mi perfeccionista interior habría saboteado mis esfuerzos y todavía estaría dudando de las palabras. Pero ya está hecho. Está ahí afuera. Y a los lectores les encanta.

Ahora estoy escribiendo mi segundo y tercer libro. Y hoy en día, cuando la gente pregunta, puedo incluso llamarme escritor sin sentirme un impostor. Eso es un gran progreso.

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Preguntas frecuentes: Ya no me siento como un fraude: ¡no soy un impostor!




Preguntas frecuentes: Ya no me siento como un fraude: ¡no soy un impostor!

Si alguna vez has sentido que no mereces tus logros, que eres un fraude y temes ser descubierto, podrías estar
lidiando con el síndrome del impostor. Este sentimiento es más común de lo que piensas y afecta a personas
exitosas en distintos ámbitos. A continuación, responderemos a algunas preguntas frecuentes sobre este tema.

1. ¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico en el que las personas dudan de sus habilidades y sienten que
no son merecedoras de sus logros. A menudo, se sienten como impostores y temen ser descubiertas como
fraudulentas. Esto puede afectar su autoestima, confianza y éxito profesional.

2. ¿Cuáles son los síntomas del síndrome del impostor?

Los síntomas del síndrome del impostor pueden variar de una persona a otra, pero algunos de los más comunes
incluyen:

  • Sentimientos de autoduda y baja autoestima.
  • Miedo constante a ser descubierto como un fraude.
  • Desvalorización de los propios logros y atribución del éxito a la suerte o circunstancias externas.
  • Ansiedad y estrés relacionados con el rendimiento.

3. ¿Quiénes pueden experimentar el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor puede afectar a cualquier persona, independientemente de su nivel de éxito o competencia.
Se ha observado con mayor frecuencia en individuos altamente capacitados y perfeccionistas, como profesionales,
académicos y empresarios exitosos.

4. ¿Cómo puedo superar el síndrome del impostor?

Afortunadamente, el síndrome del impostor puede ser superado. Aquí hay algunos consejos que pueden ayudarte:

  1. Reconoce tus logros: Aprende a valorar tus éxitos y reconoce que son resultado de tu
    esfuerzo y habilidades.
  2. Habla sobre tus sentimientos: Comparte tus inquietudes con personas cercanas a ti. A menudo,
    descubrirás que no estás solo y que otros también han experimentado el síndrome del impostor.
  3. Celebra los errores: Acepta que los errores son parte del aprendizaje y el crecimiento.
    Utilízalos como oportunidades para mejorar y desarrollarte.
  4. No te compares con los demás: Evita compararte con los demás, ya que cada persona tiene su
    propio camino y logros.
  5. Busca ayuda profesional: Si el síndrome del impostor está afectando significativamente tu
    bienestar y desempeño, considera buscar la ayuda de un terapeuta o coach especializado en este tema.

Esperamos que estas respuestas a preguntas frecuentes te hayan proporcionado una mejor comprensión del síndrome
del impostor y cómo superarlo. Recuerda, no estás solo y mereces reconocer tus logros. ¡No eres un impostor!

Fuentes:
Psychology Today,
American Psychological Association

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