La indecisión es un estado mental que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Es esa sensación de estar atrapados entre dos opciones, sin saber cuál elegir. En ocasiones, la indecisión puede parecer frustrante e incluso paralizante. Sin embargo, en este artículo exploraremos por qué vale la pena pensar en la indecisión y cómo puede ser una oportunidad para el crecimiento personal y la toma de decisiones más efectivas. Así que prepárate para descubrir cómo abrazar la indecisión puede ser el primer paso hacia una vida más consciente y satisfactoria.
“¿Conoces tu defecto más molesto?” dice mi amigo Sam, mirándome críticamente por encima del borde de una taza de café.
UH oh. Conozco a Sam desde hace muchos años. Esto significa dos cosas. Uno, ella tendrá razón. Tiene décadas de evidencia para respaldar sus hallazgos. Dos, nos conocemos tan bien que ella no sentirá la necesidad de ser educada. Me preparo.
“Indecisión. No puedes decidir sobre nada. Ni siquiera si querías un pastelito con tu café. O qué tipo de café querías. ¿Cómo has llegado a esta edad sin poder tomar decisiones?”
Mi indecisión es definitiva
Es una buena pregunta. I poder tomar decisiones muy básicas. Suficiente para mantenerme con vida. Decido no meterme en el tráfico cuando el semáforo está en mi contra, ni reparar la tostadora mientras está encendida.
Pero cuando me veo obligado a sopesar decisiones más complejas, acerca una silla: tomará un tiempo. Y mi indecisión molesta muchísimo a todos los que me rodean.
Así que un libro sobre la toma de decisiones está justo en mi camino. Y el clásico de Daniel Kahneman “Pensar, rápido y lento” es sin duda el indicado para leer.
Un pensador, dos formas de pensar
Bien, entonces no se trata sólo de tomar decisiones. Su alcance es mucho más amplio que eso. Pero el trabajo de Kahneman sobre la psicología de las decisiones es lo que le valió el Premio Nobel de Economía en 2002.
El libro está lleno de ideas fascinantes. Para empezar, no pensamos de la misma manera todo el tiempo. De hecho, tenemos dos sistemas distintos de pensamiento.
System One cubre todas esas decisiones casi instantáneas en las que ni siquiera pensamos. La decisión de obedecer el semáforo en rojo, por ejemplo. El Sistema Dos es mucho más complejo. Es el tipo de pensamiento racional y no intuitivo que utilizamos para el análisis y la resolución de problemas. Y requiere una sorprendente cantidad de esfuerzo.
Preparación: la sutileza de la influencia
La interacción entre los dos sistemas está en el corazón del pensamiento humano, incluso de la conciencia. Y puede provocar algunos efectos interesantes.
Tomemos como ejemplo el “cebado”. El priming es lo que sucede cuando vemos o escuchamos algo que influye en nuestro comportamiento de cierta manera. Podría ser algo explícito, como un anuncio de un producto. Pero también podría ser mucho más sutil.
Y la clave del priming es que es un fenómeno del Sistema Uno. Funciona en nosotros sin que pensemos en ello racionalmente. A menudo ni siquiera nos damos cuenta de que hemos sido preparados.
Digamos que entré al café y vi una imagen grande de un capuchino espumoso y un pastel de canela. Podría haberme encontrado pidiendo eso, sin siquiera pensarlo, aunque normalmente solo tomo un café negro filtrado.
Por supuesto, eso no supone ningún gran daño, excepto para mi saldo bancario y mi cintura. Pero ¿qué pasaría si el priming pudiera utilizarse para influir en decisiones mucho más importantes?
El arte del empujón
Las ciencias del comportamiento se han convertido en un área enorme de investigación en los 20 años transcurridos desde que Kahneman ganó su Premio Nobel. Los influencers están deseosos de utilizar las redes sociales para “empujarnos” más allá de nuestra indecisión y tomar decisiones concretas.
Estas decisiones suelen referirse a qué producto comprar, pero también pueden referirse a qué versión de una noticia creer o incluso de qué manera votar.
Entonces, tal vez mi indecisión no sea tan mala, siempre y cuando realmente use el tiempo para pensar en las implicaciones de lo que estoy haciendo.
¿Simple o complejo? Tú decides
“Pensar, rápido y lento” es un libro bastante completo. La preparación es sólo una pequeña parte de lo que trata, y gran parte del resto de investigaciones que cubre son igualmente fascinantes. Afortunadamente, está escrito en un estilo muy accesible, a pesar de la complejidad del tema.
Pero uno sale de allí con la fuerte sensación de que la forma en que le damos sentido al mundo que nos rodea es mucho más compleja de lo que jamás podemos ser conscientes.
En palabras del propio Kahneman, “Nuestra reconfortante convicción de que el mundo tiene sentido descansa sobre una base segura: nuestra capacidad casi ilimitada de ignorar nuestra ignorancia”.
Es algo en lo que pensar la próxima vez que necesites tomar una decisión seria, sobre cualquier tema. Pero no te preocupes demasiado por el capuchino.
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Por qué vale la pena pensar en la indecisión
La indecisión es una característica común en la vida de muchas personas. A menudo nos encontramos en situaciones en las que debemos tomar decisiones importantes que afectarán nuestro futuro, y es natural que nos asalten dudas y temores. Sin embargo, en lugar de considerar la indecisión como un obstáculo, podríamos empezar a pensar en ella desde una perspectiva diferente.
¿Qué es la indecisión?
La indecisión se refiere a la incapacidad o dificultad para tomar decisiones. Puede manifestarse de diferentes formas, desde postergar la toma de decisiones hasta cuestionar constantemente las elecciones realizadas. La indecisión puede ser causada por diversos factores, como el miedo a equivocarse, la falta de confianza en uno mismo o la sobrevaloración de las posibles consecuencias negativas.
¿Cuáles son las consecuencias de la indecisión?
La indecisión puede tener un impacto negativo en nuestra vida. Al evitar tomar decisiones importantes, podemos perder oportunidades valiosas y quedarnos estancados en situaciones insatisfactorias. Además, la indecisión constante puede generar ansiedad, estrés y un sentimiento de frustración. Es importante abordar la indecisión para poder avanzar y crecer personalmente.
¿Por qué vale la pena reflexionar sobre la indecisión?
Aunque la indecisión puede parecer un obstáculo, pensar en ella puede ser beneficioso en muchos sentidos:
- Autoconocimiento: La indecisión puede ser una señal de que necesitamos conocernos más a nosotros mismos. Al reflexionar sobre nuestras dudas y miedos, podemos descubrir nuestras verdaderas necesidades, deseos y valores. Esto nos ayudará a tomar decisiones más alineadas con quienes somos realmente.
- Cautela: La indecisión también puede ser una forma de ser cautelosos y considerar cuidadosamente nuestras opciones antes de actuar. Tomarse el tiempo para reflexionar y recopilar información nos permite tomar decisiones más informadas y evitar arrepentimientos futuros.
- Aprendizaje: La indecisión nos brinda la oportunidad de aprender de nuestras experiencias. Cada vez que nos enfrentamos a la toma de decisiones, podemos analizar los resultados y reflexionar sobre qué funcionó y qué no. Esto nos ayudará a crecer y tomar decisiones más acertadas en el futuro.
Conclusión
En lugar de ver la indecisión como un obstáculo, debemos considerarla como una oportunidad de crecimiento y autoexploración. Reflexionar sobre nuestras dudas y miedos nos brinda la posibilidad de conocernos mejor, actuar con cautela y aprender de nuestras experiencias. Así que la próxima vez que te encuentres indeciso, tómate un momento para pensar en ello y aprovecha esta ocasión para crecer como persona.
Fuentes: